martes, 2 de septiembre de 2014

Bolívar a través de Marx.

Antes de compartir este documento lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero Antes de compartir este documento lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas, un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita por Carlos Marx  que tenga disparates notorios es algo bien particular.  ¿Por qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable cualquier intercambio de información.
Si fueran otros tiempos me echaría la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y  nos encontramos en Facebook, si es que eso que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos  el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto chimbo de Marx” – me dijo el amigo que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia (toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar, por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los cita como referencia.
El resultado es un documento con disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un apasionado marxista o antimarxista se desahogue.compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas, un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita por Carlos Marx  que tenga disparates notorios es algo bien particular.  ¿Por qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable cualquier tertulia amable.
Si fueran otros tiempos me echaría la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y  nos encontramos en Facebook, si es que eso que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos  el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto chimbo de Marx” – me dijo el amigo que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia (toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar, por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los cita como referencia.
El resultado es un documento con disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un apasionado marxista o antimarxista se desahogue.

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