Antes de compartir este documento
lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero Antes de compartir este documento
lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero
compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue
interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas,
un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita
por Carlos Marx que tenga disparates
notorios es algo bien particular. ¿Por
qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar
son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen
defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable
cualquier intercambio de información.
Si fueran otros tiempos me echaría
la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad
con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo
exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y nos encontramos en Facebook, si es que eso
que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos
algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto
chimbo de Marx” – me dijo el amigo
que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su
interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia
(toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para
hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez
algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes
de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América
intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar,
por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los
cita como referencia.
El resultado es un documento con
disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las
delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un
apasionado marxista o antimarxista se desahogue.compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue
interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas,
un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita
por Carlos Marx que tenga disparates
notorios es algo bien particular. ¿Por
qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar
son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen
defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable
cualquier tertulia amable.
Si fueran otros tiempos me echaría
la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad
con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo
exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y nos encontramos en Facebook, si es que eso
que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos
algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto
chimbo de Marx” – me dijo el amigo
que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su
interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia
(toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para
hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez
algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes
de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América
intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar,
por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los
cita como referencia.
El resultado es un documento con
disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las
delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un
apasionado marxista o antimarxista se desahogue.
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