miércoles, 25 de diciembre de 2013

DESCARGA VI: NAVIDAD

DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.

Creo que una de las cosas buenas  (todo en este mundo tiene algo de malo y de bueno) que nos dejó haber nacido y crecido en un país ateo (por ley consagrada en la constitución) es que nos salvamos de esos ridículos gorritos de navidad. No tuvimos navidad (tal vez nos la quitaron) pero si Nochebuena. Mis nostalgias decembrinas tiene que ver con eso, con la Noche Buena que en realidad eran día y medio con dos noches. La cosa comenzaba el 23 por  la tarde con el sacrificio del lechón. El lechón es un cerdo que no pasa de 100 libras, ideal entre 60 y 80 libras, para que ase bien, mas grande es más difícil, en el caso de los cerdos del campesino común, que los alimentaba con sancocho (para los amigos colombianos léase aguamasa)  y palmiche, después de ese peso acumulan mucha grasa. Grasa hoy  vilipendiada que es una delicia sobre unas yucas blanditas, sobre un plato de frijoles negros, sobre una malanga, sobre el arroz y hasta sobre un pan si el hambre aprieta.  Bueno, decía que se sacrificaba el lechón, se consumían las vísceras, se hacía un “rabo encendío” con el espinazo y el cerdo se adobaba: naranja agria, ajo y  sal son suficientes, pero cada cual le agrega los condimentos  de su gusto. Y esa noche el lechón o los lechones quedaban aliñándose solos mientras la familia tenía los primeros escarceos de celebración. Esa noche era la hora del vino tinto y los Turrones de Gijón, que para mi generación son una nostalgia más que un recuerdo, porque probamos muy poquitos, pero para nuestros padres y abuelos eran algo bendito. Si algo nos hacía sentir que vivíamos en  un país con escasez era la falta de esos dulces. He dicho lechón, pero podían ser lechones, según el tamaño de la familia. Esa tarde del 23 se revisaba el hueco donde se asaban los cerdos  y se profundizaba si se había tapado un poco, se alistaba la parrilla de palos de guayaba y se acomodaba todo para que todo estuviera listo al amanecer.

El 24 amanecía temprano. Se lanzaba la leña al hueco para hacer brasas y cuando estas quedaban listas se ponía la parrilla con el cerdo. Siete u ocho horas después (entre las tres y seis de la tarde) se hacía la comida. Asar un cerdo era cosa de hombres. Las mujeres hacían el arroz  congrí, las yucas, la ensalada de lechuga y tomate, armaban una mesa larguísima bajo un árbol en el patio y supervisaban y controlaban todo. En la mañana llegaba toda la familia. Toda es toda. Y a la hora de comer también los vecinos, así tuvieran asado en sus casas, en algún momento de la tarde o la noche debían comer. Aunque sea un poquito. Eso se acompañaba de cervezas que desde temprano se ponían en un barril metálico de cincuenta y cinco galones con hielo, bloques de hielo que se traían del pueblo y se destrozaban con el mismo “pico”, primo de la pala, con que se hacen otras labores. El cerdo se ponía entero sobre la mesa y se cortaba y servía directamente a los platos, junto a él se colocaban las fuentes de congrí, ensalada y yuca con mojo. A comer, a comer todos, la familia, los amigos, el que pasara por ahí, a los amigos más queridos se les buscaba y se les daba de comer así fuera su tercera cena de la noche. Fiesta. El 24 era una fiesta para compartir sin miseria. No era un lujo, apenas lo normal.

Con la crisis de los años 90 eso cambió. Ya casi nunca la cosa alcanza ni para asar un cerdito. Y un pernil en cazuela es rico pero no es eso vivíamos en la finca de los abuelos. Se menguó la Nochebuena de los cubanos. Con la globalización y cierto resquebrajamiento de los controles gubernamentales volvió (o llegó, no se) Santichoj, el pesebre, el árbol de navidad y con ellos la nieve de algodón o icopor y toda esa parafernalia que los guajiros no conocimos.

No tuvimos arbolitos de navidad, ni lucecitas ni tanto perendengue. No se si a esa sobriedad se llegó por un desarrollo de costumbres o si fue parte las consecuencias del estado ateo. El caso es que nos salvamos por muchos años de tanto kirsch, de tanto colorín, de tanto gasto insulso. La Nochebuena tenía unos pocos ingredientes: comida, cariño y trago. Comida, pero mucha comida; trago, pero mucho trago y cariño por montones (bueno, en verdad debía decir cariño con cojones, pero la corrección política me inhibe). Todo para repartir: repartir comida, brindar cervezas o aguardientes, regalar abrazos. Todavía sigo apegado a ellos. Tal vez la falta de eso sea lo que me hace sentir lejos cada diciembre. Tal vez me sentiría lejos aún en La Habana.

domingo, 13 de octubre de 2013

Descarga V: De rumores y tentaciones…


DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.

Cuando me dicen que Gloria Castro, directora de Incolballet es una harpía tengo la tentación de creerlo,  no tanto por las historias que he escuchado sobre sus tropeles y  gauchadas con exalumnos que devienen competencia, sino porque todas las directoras de escuelas de ballet de las que tenga referencia tienen la misma fama. De la prima ballerina absoluta Alicia Alonso para abajo es un patrón que se repite. Aunque en el fondo desconozco las causas de ese fenómeno que funciona casi como un deja vu,  me atrevo a aventurar que es consecuencia lógica del trabajo de todo formador. El maestro crea su relevo, su competencia y sus contrarios en el plano artístico. También su competencia en el plano económico y de disfrute del poder. Con cuanta altura, saña, alevosía, gallardía o golpes bajos se desarrolla esa lucha determina el tipo de historia o comidilla parroquial que escucharemos. Es decir, me parece apenas natural que eso suceda.

Cuando me dicen que Mariana Garcés (ahora ministra de cultura) es una harpía tengo la tentación de creerlo, pues es tradición que las gradas por las que se asciende a ministro de cultura de cualquier país hay unos cuantos escalones conformados por cabezas que se pisan en el ascenso. En esa ruta son frecuentes las sobadas de saco, las lamidas de botas y genuflexiones diversas. También es tradición que en ese tipo de puestos se nombre a funcionarios que su mayor cualidad es no funcionar. En el Valle del Cauca en particular ha hecho carrera el nombrar en las secretarias o cargos relacionados con la cultura a señoras de “buenas familias”, con una adecuada instrucción, pero con una noción de la cultura bastante decorativa, es decir estrecha y conservadora. En consecuencia tales señoras devienen en un estorbo para el desarrollo del sector cultura. Suelen imponer políticas retardatarias, desfasadas, caprichosas o ligadas a pequeños intereses.

Cuando me dicen que en la Bienal de Danza de Cali y todo el manejo de lo acontecido en torno a la misma hay una especie de vendetta de la ministra contra la gestora cultural, tengo la tentación de creerlo. Parece ser costumbre de las elites caleñas copar los puestos de las juntas directivas de las instituciones que implican poder y dinero, para alinear las mismas en la dirección de sus intereses o caprichos, incluyendo en los beneficios a una pequeña rosca de allegados y excluyendo al resto de la población del Valle del Cauca en nombre de la cual suelen hablar. Y una vez en los puestos los amores y los desamores, los abolengos o la falta de ellos, pesan más en la decisiones que los criterios o argumentos sólidamente sustentados.

En cambio, cuando me dicen que se trata solo de una pelea entre “momios caleños”  y que gane quien gane pierde el Valle, tengo la tentación de no estar de acuerdo. Difiero porque aun aceptando el calificativo igualitario de “harpías”, se trata de una bronca en una harpía que crea y una harpía que usufrutua. La señora Castro ha creado una escuela de ballet, una compañía y ha posicionado esto a nivel nacional a base de resultados y reconocimiento por la labor. En cambio la ministra solo ha tenido buenas relaciones y oportunidades, lo que presenta como logros de gestión no pasan de ser evidencias de que ha tenido presupuestos para ejecutar. Tal vez sea un ignorante que desconozca muchos meritos suyos, pero la verdad es que no le conozco otros.

Cuando me dicen que toda esta polémica le hace daño al Valle del Cauca, pues son escasos los ministerios que han tenido representantes de esta región en los últimos años y “que vaina” que la afortunada que ha tenido acceso a esa dignidad vaya a salir con la imagen “toteada” por conflictos internos del Valle también tengo la tentación de creerlo. Cuando un territorio pone un funcionario a nivel nacional lo deseable es que este salga del puesto con la imagen fortalecida para que en un futuro sea una figura con opciones para ser nombrado en otro puesto de ese mismo orden o mayor y traiga mayores beneficios al territorio. Pero cuando el personaje nombrado no está a la altura del reto que implica el nombramiento y se dedica a cumplir sueños o caprichos, a beneficiar de manera evidente y desmedida a los miembros de su círculo, no hay manera que salga bien la cosa. Se pierde el sentido de solidaridad y pertenencia, pues en los actos del funcionario los habitantes del territorio no se ven correspondidos. Algo así como que “pa la leche que da la vaca que se la tome el ternero”.

Así entre tantas tentaciones se me da la tentación pensar que mientras tengamos líderes políticos  como los que tenemos, provenientes de unas elites miopes y rapaces o en su defecto sobrevivientes voraces de los tropeles electoreros, seguiremos dando vueltas en un circulo ciego, sin proyección hacia un futuro más amable.



domingo, 8 de septiembre de 2013

Descarga IV: De los migrantes.

DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.

Algún día de esos muchos días del migrante, te descubres en un velorio llorando un muerto. Ese raro día en que te toca sembrar en un cementerio que consideras lejano a un amigo de esos conocidos por allá por esas tierras que amas pero no consideras aun tu patria, te das cuenta que ya eres de ahí. No importa lo que diga tu pasaporte. No importa lo que pregones. No importa lo que crean tus vecinos. Un pedazo de ti ya se pegó a esa tierra. Ellos, los de allí, aunque quizás no lo digan y ni siquiera se lo digan a si mismos, también se darán cuenta al ver la lagrima de que que no hay remedio.

La fragilidad de una lágrima te revela cuando te has puesto enraizado en ese lugar. Y si cometes la imprudencia de imaginar que puedes regresar a tu patria, a tu ciudad, a tu barrio, a los frijoles de la abuela, descubrirás que ya en tu vida hay otras ciudades, otras calles, otras casas otros sabores que también son objeto de nostalgia. Eres un hombre entonces del mundo si lo quieres decir bonito o una cabrón condenado a la nostalgia si quieres echártelo a la cara sin remilgos, porque no se puede tener más de una patria  y estar en todas a la vez. 


Un día en que no vengas de un entierro podrás mirarlo con otros ojos.  Podrás pensar que tienes más sabores, mas lugares, mas amigos, mas patrias. Podrás pensar que tu mundo es más ancho o que tienes el corazón más grande y por eso te caben en el todos los amores sin que ninguno estorbe al otro. Pero hoy vienes de un entierro y acabas de descubrir que tu vida también se hizo aquí. Acabas de saberte parte de este mundo y eso te sobresalta sin saber por qué.

viernes, 6 de septiembre de 2013

VII



Cuando cruces el abismo
daña el puente, daña, daña…
rompe sin furia y sin saña,
di “no hay regreso” tú mismo.
Sentirás como que un sismo
te deja solo y sin piso,
sentirás como un aviso
de la muerte y de la vida,
sentirás como una herida
y te verás de improviso.

IX

El camino es circular
y tiene un  algo de abismo.
Ya tú  no eres el mismo
como no lo es  el lugar.
Entonces, el regresar
termina siendo pues nada,
un consuelo, una bobada
que no sana ni es razón.
El regreso es la ilusión
de quien no tiene más nada.

martes, 16 de julio de 2013

LA EDUCACIÓN Y EL MERCADO

A partir de un artículo donde Carlos Alberto Montaner cuestiona la legitimidad de las demandas de los estudiantes chilenos se ha generado una interesante polémica entre este y el profesor Haroldo Dilla Alfonso. El rifirrafe ya dura varios artículos de parte y parte. En el  último de los escritos por Montaner, este niega la existencia del neoliberalismo, “...el neoliberalismo, en realidad, no existe. Se trata de una etiqueta negativa muy hábil, aunque falazmente construida”. Se deduce de sus palabras que concibe al termino en cuestión como un epíteto infamante que solo tiene la finalidad de desacreditar.

Para no entrar en discusiones bizantinas convengo en no usar la palabra “neoliberalismo” y referirme en cambio a esa noción de liberalismo que confiesa profesar el señor Montaner, según la cual “ el mercado es mucho más eficiente y moralmente justo en la creación y asignación de riquezas que la actuación de los comisarios guiados por los lineamientos del partido de gobierno. Voy a desentenderme de las palabras “comisarios” y “lineamientos del partido” que automáticamente inducen al universo del “socialismo”. Nada más facilista que comparar un extremo con el otro: la ley de la selva del mercado vs el control feudal de la economía del campo socialista. En ese escenario que entre el diablo y escoja. Me centraré en el asunto de mercado.

Esa noción de “liberalismo” (a la que según Montaner sus detractores le ponen el prefijo “neo”) sostiene la idea de que el mercado es el gran regulador de la sociedad. El problema que esa teoría presenta en la práctica es que la “libre competencia” en la que se sustenta no es una competencia entre iguales. De antemano se sabe quién va  a perder. ¿Puede, por ejemplo, competir con posibilidades de ganar un campesino colombiano que no recibe subsidios con un campesino norteamericano que recibe altos subsidios? ¿Puede competir el productor de un país con inadecuada infraestructura vial con  otro que vive en un entorno más competitivo? “Que compita en aquello en lo que puede ganar” les dicen los artífices de ese liberalismo que no quiere denominarse “neo”. Por ejemplo, deje de cultivar maíz y cultive flores. ¿Están dispuestas las grandes potencias mundiales a dejar de producir los alimentos necesarios para la subsistencia de su pueblo y producir otras cosas más rentables? De ninguna manera, los alimentos tienen una importancia estratégica desde el punto de vista militar y no se puede ceder su control. Claro, a los países subdesarrollados si se les recomienda que se concentren en producir aquello en lo que no tiene  competencia, que cultiven flores, frutos exóticos, materias primas.

¿Puede competir un joven que solo ha podido estudiar hasta el bachillerato con otro que tiene formación universitaria?  Desde luego que no. Si quiere competir debe estudiar. Y si quiere estudiar debe pagar, según las creencias de Montaner. El problema es que hay una inmensa mayoría que no puede pagar. No se trata de que “sean adultos”  para unas cosas y para otras no, se trata de que no tienen la capacidad económica.

Dejar la educación universitaria a la “libre” regulación del mercado, es condenar a los sectores sociales más desfavorecidos a permanecer en esa condición de inferioridad. No se trata de la capacidad de esforzarse o de la capacidad intelectual, se trata de oportunidad. Hay talentos nacidos en esos estratos que jamás se desarrollarán, no tendrán la oportunidad. Hay grupos sociales que requieren de un apoyo externo para salir del círculo de la pobreza. Las becas son un paliativo, pero la solución es una política educativa incluyente que no es posible con la regulación "natural" del mercado.

Un país que no le apuesta a la formación de su capital humano, pierde “competividad”, termino caro a los liberales modelo Montaner (nada personal contra el señor Montaner, solo una forma de decir con claridad a qué tipo de pensamiento liberal me refiero sin decir el termino neoliberal que tanto le molesta). La existencia o no de mano de obra calificada permite o dificulta el establecimiento empresas y la productividad de las mismas. La formación universitaria no solo tiene como finalidad la obtención de un empleo, tiene la función de formar ciudadanos más capaces, con mayores conocimientos y habilidades, que puedan agregar mejores procesos y mayor capacidad de innovación en la producción, los servicios y la dinámica socioeconómica en general.

Cuando se exacerba la fe en el mercado y se aplica de manera ciega, se pasa de una economía de mercado a una sociedad de mercado. Entonces el valor supremo de la sociedad pasa a ser el valor de cambio, es decir: la plata. Todo aquel valor que no tenga la capacidad de convertirse en valor de cambio, es decir, en dinero, carece de importancia y en mayor o menor medida será relegado. Eso es grave, sobre todo porque si se cierra posibilidad de ascenso social  mediante la formación y el trabajo, entonces para los desposeídos solo queda la ruta de las lucrativas actividades ilegales. A veces a uno le da la sospecha de la “revolución” (es decir, la transformación de la sociedad) en Latinoamerica la hicieron los narcos y no la izquierda que la pregonaba. Claro, que son unos los cambios que los de izquierda y otros los que en la practica de produjeron y por supuesto que cambio no es igual a mejoría; digo solo que transformaron la sociedad: cambiaron el lenguaje, la estética de los cuerpo, las practicas económicas y crearon nuevos ricos o pasaron pobres a clase media. 

La lógica del mercado ha generado una peor distribución de la riqueza. En los últimos diez años en los países de América Latina  donde se han implementado los credos económicos liberales del tipo que promueve el señor Montaner, el reducido grupo de ricos es más rico y la capacidad adquisitiva de la clase media y de los pobres es menor. Cuando se cuestiona la ineficacia del modelo sus defensores recurren a la comparación con el otro extremo, el modelo feudal impuesto por el socialismo, como si la inoperancia del uno fuera prueba de las bondades del otro. Solo recurriendo a esos malabarismos afirmarse que “el mercado es mucho más eficiente y moralmente justo en la creación y asignación de riquezas”. ¿Es moralmente justo el sistema con el que se están haciendo la distribución de la riqueza hoy? ¿Es posible decir semejante cosa sin sonrojarse?


Los cuestionamientos a los preceptos liberales del tipo que Carlos Alberto Montaner profesa no son sofismas inventados solo para desacreditar al pensamiento liberal, son desacuerdos concretos con unas prácticas inequitativas que lesionan el tejido social, con un credo económico que beneficia a los fuertes y perjudica a los débiles. Si ese es el pensamiento liberal, nuestros liberales son muy conservadores, acogiéndome a la más peyorativa  de las nociones de conservador que exista.

sábado, 13 de abril de 2013

DESCARGA III: CUBANOS.


DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.


Hoy fundamentaré mi descarga en dos ideas básicas:
1    1-    Desde el punto de vista político hay una polarización enorme en la sociedad cubana,  la misma es apenas natural si nos atenemos a la historia del país y esta circunstancia es tremendamente desfavorable para la consecución de un futuro más amable para los cubanos.
2   2-   Es este un momento en el que se hace necesario cuestionar la forma en que ventilamos nuestras diferencias.
Como se ve son dos afirmaciones de Perogrullo: nada más evidente que la enorme vehemencia con que los cubanos discutimos de política y que al daño que esta intolerancia nos hace necesitamos ponerle coto ya. Así planteado parece un problema sencillo, pero no lo es. Cada uno de los supuestos "bandos" (que parecen ser dos, pero en realidad son muchos, porque no hay bloques homogéneos) tiene su devenir, sus razones y sus dolores.
Tal vez sea oportuno aclarar que eso que denomino como "sociedad cubana" se refiere a un conjunto diverso y disperso. Algo así como todos los cubanos, dondequiera que estén, y de cualquier manera que piensen. Esa sociedad cubana nunca ha sido un nido de rosas y siempre ha navegado entre múltiples conflictos y contradicciones. Bástenos el ejemplo de que nuestros próceres de la guerra de independencia tenían innumerables confrontaciones entre sí.
Esa polarización tuvo un punto de giro importante con el golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Las reacciones a ese cuartelazo no se hicieron esperar y el país terminó sumido en una guerra civil que tuvo su desenlace el primero de enero de 1959. La guerra, como toda guerra tuvo muertos, torturados, heridos y en consecuencia los dolores y rencores anexos. Pero el primero de enero no fue el inicio de una etapa de concordia sino la apertura de un nuevo capítulo de la polarización interna en el país. La "intransigencia revolucionaria" dividió a los cubanos en dos grupos irreconciliables. Se estaba "con la revolución" o "contra la revolución". Y el que no está conmigo está contra mí. Fidel Castro logró un apoyo grande de la población cubana. También tuvo desde el primer momento resistencia. Prueba de ello (para solo citar dos ejemplos emblemáticos) es la prisión de Huber Matos y la aun interrogante desaparición de Camilo Cienfuegos.
Dentro de ese esquema general hay elementos particulares. El primero es la resistencia guerrillera al gobierno de Fidel Castro. Los que nacimos en la década del 60 del siglo pasado y vivimos en Cuba apenas alcanzamos a entender las magnitudes de ese fenómeno de manera reciente, aun cuando parientes nuestros murieron en esa gesta. Fue una resistencia armada que duró hasta 1967. Otra vez, como en toda guerra, hubo crímenes, muertos en combate, desplazamientos y por ende acumulaciones de dolores y de odios. Otro factor de extrema gravedad por su incidencia en la comunidad cubana lo constituye la prohibición para emigrar de manera legal y la prohibición para regresar a aquellos que emigraron de una u otra forma en contra de la voluntad del gobierno cubano , esa ha sido una de las más grandes fuentes de sufrimiento para la sociedad cubana. En todas las familias cubanas hay migrantes, todos tenemos a seres queridos lejos, con la incertidumbre de no saber si habrá reencuentro antes de la muerte. Somos familias  fragmentadas.
Ese espíritu de guerra constante lo hemos vivido a lo largo de toda la vida. Una guerra que a veces es guerra, otras es represión, otras es sabotajes y actos terroristas y en otras vulgar neurosis y manipulación psicológica. Mi generación fue educada en la intolerancia, en el irrespeto hacia lo diferente. Hay quienes aun creen honestamente en esos dogmas. Y los practican. Otros lo hacen según la oportunidad, pero de los oportunistas no quiero hablar aun. Me refiero a las personas que actúan por convicciones. No importa como califiquemos eso de que están convencidos o las causas por las que se convencieron o fueron convencidos.
Cualquier debate entre cubanos ha estado atravesado y enrarecido por el sesgo ideológico que esa confrontación impone. Es decir, la nuestra es una nación que lleva largo tiempo sometida a procesos de confrontación y violencias de diverso tipo. Cuando digo de diverso tipo me refiero a que cada grupo contiende con el otro, pero también tiene conflictos internos. Los opositores contienden entre sí, el exilio se confronta sistemáticamente y a nivel interno el poder hegemónico controla muchas cosas, pero no controla todas las diferencias internas, bueno, a veces las impulsa y las usa para afianzar el control de la manada. Si esos han sido los conflictos de la sociedad cubana en su conjunto, cada grupo a tenido los suyos particulares (los negros, las mujeres, los homosexuales, los rockeros, los enfermos del VIH, los marielitos y un largo etc.).
Todo este largo recorrido, que en cuanto a historia es más que somero e impreciso, solo tiene el propósito de ilustrar con algunos datos, las razones de nuestros dolores. Somos un pueblo que ha sufrido. Y nuestra música, nuestro baile, nuestros chistes y nuestra guachafita pueden enmascararlo, pero no evitarlo.
A esta situación de base pongámosles ahora sí unos oportunistas y politiqueros en la Habana y otros en Miami, todos sustentando su posición y poder en la confrontación entre las dos orillas. Que la intolerancia de Miami es mas verbal que física mientras que en La Habana si hay golpizas, detenciones y otras formas de violencia es algo que también es cierto. Pero la intolerancia en esencia es la misma.
Esta ha sido un descarga siento que "tabacosa" y poco simpática, pero no encontré otra ruta para llegar al punto que me interesa: Los cubanos tenemos razones para estar dolidos y por ende justificaciones para nuestras reacciones y para nuestra intolerancia. Y cuando digo "cubanos" hablo de los cubanos comunes y corrientes, que somos mayoría y no de los políticos o los logreros de ocasión. A pesar de esas razones debemos encontrar otras maneras de debatir las diferencias de opiniones que nos permitan no solo ratificar los puntos en que somos divergentes, sino también validar aquellos en los que coincidimos. Se trata de sentarnos a reflexionar juntos y no de discutir a ver quién gana. Sólo por ese camino encontraremos la posibilidad de convivir y trabajar juntos por un futuro mejor. Futuro: prostituida palabra a la que no me da la puta gana de renunciar. Sueño con una Cuba próspera, diversa y divergente, pero capaz de convivir y de llegar a acuerdos. El pasado no lo podemos cambiar, el futuro en cambio está por definirse como será. Ninguno de los dolores pasados los puedo remediar, pero no quiero que mis hijos o mis nietos vivan una vez más el mismo ciclo. Sé que no puedo cambiar los gobiernos ni los ejércitos, pero puedo practicar en mi relación con los demás aquello en lo que creo.
Y no me propongo hacer una campaña, un partido o algo así porque estoy seguro que aun el mejor concebido y con la mejor intención seguro se tuerce por el camino. Me limito a tratar de practicarlo yo y compartirlo en una descarga, por si a alguien le suena y a su cuenta y riesgo decide practicar lo mismo.

Disculpen si esta que me salió es una descarga latosa, pero me cansa tanta jiña entre cubanos.