domingo, 14 de diciembre de 2014

OTOÑOS

las olas llegan
impredecibles
desde lejos
llegan
acarician
se van


siempre llegan
siempre acaricia
siempre
              se van

siempre




martes, 14 de octubre de 2014

DESCARGA IX: EL BLOQUEO, EL EMBARGO, LA JODA ESA...

Por corrección social, mínima educación, debía decir estoy harto de escuchar hablar del tema del embargo o bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba, pero eso sería un eufemismo, resultaría impreciso y al final poco honesto. La verdad es que estoy hasta el forro de los cojones de ese tema. Me aburre, me fastidia, me incomoda que se le de tanta importancia a un asunto que en verdad ya resulta intrascendente. Ni las dificultades económicas que atraviesan los cubanos de la isla se derivan del susodicho embargo o bloqueo (cada quien que nombre como le venga en ganas, pues sabemos de qué fenómeno hablamos) ni su existencia contribuye a la caída de los hermanos Castro. Perdón, Los hermanos Castro era una orquesta cubana de los años 50 buenísima, así que para hablar del clan que desde hace más de medio siglo gobierna a Cuba debo buscar otro termino. Y es una jodedera porque si digo Raúl Castro, pues la verdad es que no gobierna solo, si digo Fidel Castro, la verdad es que ya no maneja todo el poder, la solución sería decir “los hermanos” pero no, la orquesta no merece esa confusión.  Entonces voy a decir “El gobierno cubano”. Bueno decía que si en cincuenta años el embargo-bloqueo-joda-esa no ha asfixiado al gobierno cubano debe ser porque esa vaina “aprieta, pero no ahorca”.

Es más, uno ve al gobierno cubano muy cómodo con esa argolla. Que no hay comida, pues culpa del bloqueo, aunque a pesar del “bloqueo” Cuba al día de hoy compre un motón de comida en EU;  si no hay petróleo: el bloqueo. No funcionan los teléfonos: el bloqueo. Con esa situación justifican todo. Creo que sin un vecino tiene disfunción eréctil no faltará quien diga que es culpa del bloqueo. Es además una causa presentable ante el mundo. Que se reprima a las damas de blanco no es presentable, por eso no habla de las aviesas mujeres (“puñeteras” diría Israel, del duo Buena Fe) que desfilan con gladiolos, sino del bloqueo.

En la otra orilla defienden el “embargo” como si fuera un arma infalible, como si en 50 años hubiese logrado un solo objetivo. Lo defienden con pasión y con rabia. Razones tendrán. Pero en verdad no veo la trascendencia del tema en la vida de la Cuba de hoy. Lo repito, las vicisitudes que padecen los que viven en Cuba se deben a un modelo económico que no funciona, un modelo que no considera “la política como una expresión concentrada de la economía” como aseveraba Marx sino a la economía como “una expresión concentrada de la política” como practica Fidel. Del Cordón de la Habana a la Moringa, pasando por la zafra de los 10 millones y  Ubre Blanca hay una gruesa cadena de desaciertos.

En esencia, creo que el gobierno cubano sustenta su poder justificándose en “el enemigo” norteamericano y un grupo de cubanos tiene poder político en la Florida sustentándose en la oposición a Castro. En fin, hay un poco de políticos que mantienen su estatus con la polarización política y el bloqueo es un excelente instrumento de esa polarización. Con el cabrón embargo o bloqueo nos entretienen mientras ellos, los politiqueros (unos en La Habana y otros en La Florida) disfrutan el poder.

Ese tema, el bloqueo o embargo, es un asunto menor, que tiene “su física y su química”, pero no tanta enjundia ni tanta importancia como para que nos lo presenten sistemáticamente como un asunto trascendente para la nación. Es una manifestación más de la situación existente. No causa ni pilar. Por lo tanto no voy a tomarme en serio a nadie que venga a hablarme del tema. Estoy, ya lo dije, hasta el forro de los cojones de las distorsiones que el asunto arrastra.


martes, 2 de septiembre de 2014

Bolívar a través de Marx.

Antes de compartir este documento lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero Antes de compartir este documento lo dude “diez veces diez”. Esa duda me llevó a preguntarme ¿Por qué lo quiero compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas, un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita por Carlos Marx  que tenga disparates notorios es algo bien particular.  ¿Por qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable cualquier intercambio de información.
Si fueran otros tiempos me echaría la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y  nos encontramos en Facebook, si es que eso que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos  el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto chimbo de Marx” – me dijo el amigo que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia (toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar, por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los cita como referencia.
El resultado es un documento con disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un apasionado marxista o antimarxista se desahogue.compartir? La respuesta que me doy es que de la misma manera que fue interesante para mí conocerlo puede serlo para otras personas. Es, sin dudas, un documento singular, una curiosidad. Una biografía de Simón Bolívar escrita por Carlos Marx  que tenga disparates notorios es algo bien particular.  ¿Por qué la duda entonces? Pues porque las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar son herramientas usadas en el debate político contemporáneo y como tales tienen defensores necios y detractores necios, capaces de volver desagradable cualquier tertulia amable.
Si fueran otros tiempos me echaría la fotocopia bajo el brazo y me iría para la Casa del Te a compartir la novedad con los amigos. Bueno en esa época de la casa del té una fotocopia era algo exótico. Y además esa época ya no existe, ahora hago el té yo mismo y  nos encontramos en Facebook, si es que eso que hacemos por Facebook puede llamarse encuentro. Por eso la publico por aquí.
“Todos los investigadores tenemos algún libro malo, que hicimos por que necesitábamos  el dinero que nos iban a pagar. Este es el texto chimbo de Marx” – me dijo el amigo que me regaló la fotocopia del documento y soltó la carcajada. Y me contó su interpretación del asunto: cuando Estados Unidos quiso hacer su enciclopedia (toda potencia mundial la tenía: Inglaterra, Francia) contrató a Marx para hacer la biografía de Bolívar por recomendación de quien sabe quién, tal vez algún amigo que sabía que Marx andaba con dificultades económicas. Como fuentes de información Marx tomo a unos ingleses que habían estado por América intentando ser parte de la guerra de independencia y tuvieron diferencias con Bolívar, por lo que regresaron a Europa y escribieron pestes de él. Al final Marx los cita como referencia.
El resultado es un documento con disparates protuberantes, a veces cómicos por lo absurdo, que puede ser las delicias de una tarde de tertulia. O puede ser el pretexto perfecto para que un apasionado marxista o antimarxista se desahogue.

sábado, 31 de mayo de 2014

La campaña electoral colombiana.


Se equivoca Carlos Alberto Montaner cuando considera que los dos errores del presidente  de Colombia Juan Manuel Santos que lo tienen en riesgo de perder las elecciones para ejercer un segundo periodo de gobierno son: 1-Enfrentarse a Álvaro Uribe. 2- Apostar todo su capital político a los diálogos de paz con las FARC. La verdad es que errores ha cometido muchos en la presente campaña electoral el actual presidente de los colombianos que aspira a su reelección, pero esos dos que se le señalan son tal vez sus principales aciertos políticos, a pesar de que sin dudas implican un costo electoral. Distanciarse de los modos de expresidente Uribe (que no de las políticas, porque han sido muy similares) le ha significado a Santos una pérdida de un considerable caudal de votos, pero ha sido una acción que ha mejorado el ambiente de tolerancia, respeto e institucionalidad en el país.

Santos no es carismático ni genera confianza. Tienen un talante conciliador que en una cultura machista se aprecia como una debilidad. Le dio un pésimo manejo al paro agrario, llegando incluso a negar su existencia. No ha confrontado decididamente la campaña negativa que su ex socio le ha hecho y ha tenido una gerencia de la campaña electoral débil. Santos no es en resumen un buen candidato ni ha manejado brillantemente su campaña. En eso razones hay para desconfiar de sus posibilidades de triunfar.

Es cierto que Uribe encarna la rabia que las FARC han cultivado en el corazón de muchos colombianos con sus violaciones a los derechos humanos. También hay rabia en el corazón de infinidad de colombianos que han sufridos las violencias ejercidas por agentes del estado o por criminales vinculados a estos. Dolor  hay mucho en la sociedad colombiana, porque son muchas fuentes que lo producen.  Uribe hace política apelando a sentimientos que nacen de ese dolor como la rabia, el miedo y la venganza. En un país que lleva (solo por hablar del último ciclo que comenzó con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán) más de 50 años en una guerra bárbara, saturada de todas las degradaciones, es normal que haya sembradas en el conjunto de la sociedad esas emociones. Un líder sagaz y carismático es capaz de sacarlas a flote y aprovecharse de ellas políticamente. Conocer la psicología colectiva y hacer uso de eso para acceder y preservar el poder es algo frecuente. Lo han hecho, por poner dos ejemplos notorios, Adolf Hitler y Fidel Castro, con las consecuencias terribles  para los pueblos que  caen en esa trampa.

El porcentaje de abstención superior al 60% nos habla de un mayoritario descreimiento de los colombianos hacia la política y los políticos en contienda. Contribuye a ello el ambiente de guerra sucia, polarización y mentiras que ha prevalecido en la actual campaña. Los sistemáticos ataques de Álvaro Uribe a todas las instituciones que se niegan a actuar según sus designios, como ha ocurrido con la corte suprema de justicia y la fiscalía, le han hecho un grave daño al respeto a la institucionalidad del país. Los ejemplos que da un caudillo carismático ejercen un gran impacto. En este caso, el impacto es de signo negativo y cae sobre una institucionalidad ya erosionada por un largo historial de fragilidades.

Apostarle a la paz tiene un costo político porque hay poderosos beneficiarios de la guerra que harán toda la resistencia posible. Así suene a frase de cajón la paz tiene enemigos y no son enemigos pequeños. Basta leer la prensa para encontrar evidencias de esto. Pero la guerra consume valiosos recursos económicos, genera `problemas sociales gravísimos, como el desplazamiento forzado y acaba con miles de vidas humanas. La apuesta de Juan Manuel Santos por lograr un acuerdo de paz con las FARC no una mera estrategia electoral, es un sueño de país. De hecho quien convirtió este tema en centro del debate electoral fue precisamente Uribe al atacarlo frontalmente desde el primero día. Ahora, en la segunda vuelta, ante las evidentes simpatías que gana el proceso de paz, resulta que el candidato Zuluaga se contradice con su discurso anterior y afirma que el también es partidario de la paz, es decir trata de apropiarse del tema.

Esta campaña que  presenciamos en Colombia ha sido mediocre y mezquina, falta de propuestas y llena de insultos por parte de los líderes del grupo Uribista,  ha sido también una contienda que nos muestra que esas estrategias que apelan a lo peor del ser humano funcionan. Una elección como esta nos hace dudar de la viabilidad de la democracia y pone una perspectiva oscura sobre la palabra futuro. 

martes, 8 de abril de 2014

DESCARGA IX: Despedidas y reencuentros.

DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar  fluir emociones o ideas.

Foto de Jorge Bonet
En verdad no volveremos a encontrarnos. Es imposible. Ya somos otros. Más lúcidos, más necios, más gordos, más viejos, más intolerantes, más generosos, mas calvos, mas algo, más otros.  Tenemos otros sabores, otras nostalgias, otros miedos, otras audacias, otros recuerdos, otras ansias y en fin otra vida. Podremos encontrarnos, pero no reencontrarnos. Podemos compartir pero no revivir. Los momentos perdidos ya lo estarán eternamente. Los momentos vividos serán para siempre  nuestra vida. No hay “remake”, no hay “deshacer”, la suerte está echada. Siempre fue así, pero entonces éramos necios y nos creíamos eternos, podíamos con todo, los dioses nos quedaban pendejos. Estuvo bueno eso.

No voy, muchacha, a buscar tu piel fresca, aquella mirada llena de candor. Voy aceptarte como vengas, voy a abrazar la amiga que será, no la que fue, aquella se escapó por la rendija de los días, por el delirio de los instantes. Habrá que descubrirte. No trates de guardar imagen porque no hay imagen. No trates de mostrarte pudorosa porque no hay pudor. Llegarás y habrá que descubrirte.

Hermanos de entonces, no se esfuercen, solo aparezcan; con ustedes llegará el resplandor de lo que fuimos y el chorro de vida en que aun andamos, cada cual con su chorro, seamos sinceros: cada ser con sus fantasmas y sus ganas, cada quien con sus deudas y fracasos, cada cual con sus encantos y su gloria, cada quien con cada quien, así de simple. Si nos desencontramos en el andar de los días ya no importa. En alguna mesa compartimos un té, en alguna esquina compartimos un sueño, en alguna tarde miramos el mismo mar. Y más discretamente, alguna ocasión, compartimos la misma muchacha o ella nos compartió, quien sabe.

No hay nostalgia sino vestigios. Esto que somos tiene de aquellas calles, de aquellos días, de aquellos sueños y lo más simpático es que habrá un mañana donde gravitará esta distancia. Hoy somos la distancia que mañana será otra cosa. Quién sabe qué centrífuga de vida nos disparó por el mundo (creo que más allá del viejo y de su barba, había en nosotros un afán de perdernos y encontrarnos), quien sabe que destino estaba escrito para que pudiéramos deshacernos y rearmarnos.


A todos, en la medida y en la forma  de cada quien, un abrazo. No de reencuentro ni de despedida, un abrazo, uno porque si y punto.  

lunes, 7 de abril de 2014

POEMAS DE ESPERANZA MEJÍA


Esperanza Mejía. Poetisa nacida en Tuluá, Valle del Cauca, Colombia. Ha publicado "Balada del que espera", "Casa de agua" y "Persistencia de la vigilia"(este en unión con los poetas Norman Muñoz, J J Guzman y Edgar Hernan Ramirez)








Dame.

Dame ese tu silencio de crisálida
Y háblame del verdor de  los mirtos
Envuélveme en tu aroma de musgo
Dame tu voz doliente
Y el camino que aras
Para cultivar mariposas
Y amapolas



Haiku VI

Esperé cada día
En la estación
Aun sigo allí

Retazos

Nos vamos jugando
La vida a  retazos
Colmando las alas de espinas
Midiendo cada paso frente
a la caja del mago
Que nunca te dirá de dónde sacó
Las palomas y los conejitos blancos

sábado, 5 de abril de 2014

DESCARGA VIII: EN PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR

DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.

Imagen tomada de internet
Estoy cansado de que traten de definirme con la etiqueta de castrista o anticastrista, como si Castro fuera el definidor de mi vida. Soy acastrista. El prefijo a significa privación, carente de según cualquier manual de gramática. Es decir me declaro privado, carente de amor o desamor al castrismo. “Quiere quedar bien con todos” dirán algunos. “Indefinido” dirán otros. Nada más alejado de la verdad. Cuando uno asume una posición así queda mal con todos los apasionados en el asunto y por otro lado es una posición claramente definida. Digamos que esta no es una buena ruta para obtener aceptación social, pero es un buen antídoto contra la manipulación de los devotos de cualquiera de las tendencias que tal vez no sean tantos, pero son insoportables.

Quiero mirarme como cubano, sin etiquetas y encontrarme con los otros cubanos así, libremente, sin la talanquera que nos ponen las maricaditas ideológicas. Porque las ideologías están hechas de palabras y las palabras suelen ser confusas. Quiero mirar a la gente y a sus actos, sin importar como ellos valoren determinados hechos de la historia o circunstancias políticas, sin que importe como el  otro interprete y desee al mundo. Eso, que se supone un ideal de libertad, en la práctica está muy mal mirado. Hay demasiados que se sienten ofendidos si uno no recita su dogma de fe.

Así, con ese desapego, con esa libertad, el ejercicio de pensar es más sano, el ejercicio de vivir es mas edificante, el ejercicio de apostar y acertar o equivocarse (exactamente eso es la vida: tomar decisiones a riesgo) es menos angustiante. Así puede uno sostener la coherencia de aplaudir lo que considere bien hecho sin importar quien lo haga o de censurar lo que considere mal hecho sin importar quien lo haga. Repito, sin importar quien lo haga.


Por eso me involucro en las causas en  que creo, durante el tiempo que creo en ella o en las acciones que entiendo valederas y dejo de hacerlo cuando me parece lo contrario. Cuando no entiendo algo o no estoy convencido de su utilidad me doy la libertad de abstenerme. En verdad nadie es, todo el mundo deviene, pero se entiende más fácil la noción de ser, así, como si fuera eterno, infinito. Aceptando esa imprecisión digo: Así soy.  Lo que cada cual piense de eso en verdad no es asunto mío.

domingo, 23 de marzo de 2014

DESCARGA VII: TURISTAS, VAYAN A POPAYÁN.

DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.


Vayan a Popayán. Eso literalmente es lo que quiero decir en esta descarga. Mi tendencia natural sería decir “vayan al Cauca” para no contribuir a la odiosa preponderancia que siempre se permiten las capitales sobre los territorios que las sostienen. La razón de esta focalización en el llamado se encuentra en una invitación en sentido contrario hecha por un periodista de Popayán. Lejos estoy de descalificar las razones de ese señor para expresar su desazón con la ciudad que habita, pero tengo dos poderosas razones para no estar de acuerdo:
1.    Los argumentos para invitar a no visitar la ciudad tienen más que ver con un desacuerdo profundo con el gobierno municipal que una desvalorización de la capacidad de atracción que posee la ciudad. La verdad es que si dejáramos de visitar destinos turísticos por la mala gestión de los gobernantes, iríamos a muy pocos, pues los deficientes alcaldes, gobernadores y presidentes son tantos que hacen olas. Los territorios no son los seres grises que los gobiernan sino la gente que lo habita.


Abstenerse de ir a Popayán perjudica a los payaneses más que a su gobernante, quien tiene su presupuesto asegurado, mientras los prestadores de servicios hacen malabares para llegar al punto de equilibrio económico. Pienso especialmente en los pequeños empresarios que tienen finanzas más frágiles y son muy vulnerables a las pérdidas que deja una temporada alta de baja afluencia de clientes. Bastante mala prensa tienen ya sistemáticamente el departamento del cauca y su ciudad capital,  como para que sus habitantes aporten a la confusión. Si los turistas van a Israel que está en guerra, a Crimea que tiene tensiones, a Cartagena, Cali, Bogotá o Buenaventura que tiene peores índices de seguridad, ¿Por qué no han de ir a la ciudad blanca?

Las gotas que derramaron la taza y llevaron a la desafortunada invitación a ignorar a Popayán como destino parecen ser la deficiente ejecución de obras públicas en las calles de la ciudad que acentúan la incomodidad que ya había por su mal estado y un decreto que prohíbe por “profano” todo lo que no sea actividad religiosa. La palabra “profano” ha sido corregida en el texto del decreto, más no las prohibiciones absurdas y el talante autoritario del mismo.

No voy a abundar en lo perverso que puede ser para una ciudad que un contratista rompa calles y las deje dañadas por los días de los días, pues el escándalo de los Nule en Bogotá nos tiene saturados con ese tema. Pero ya que citamos ese ejemplo paradigmático del desorden en la ejecución de recursos públicos recordemos que mientas la ciudad de Bogotá pasa por problemas y controversias sigue siendo uno de los destinos turísticos más importantes de Colombia.

En cuanto al decreto número 20141900002695 ha sido muy conocido por su artículo 10 y la palabra profano, pero es un decreto que (a pesar de las buenas intenciones de orden y respeto que pueda tener) es de un extremo al otro un documento que se comporta como si Colombia fuera un  estado confesional y no el estado laico que es, respetuoso de la diversidad en lo concerniente a la libertad de conciencia. Es ese trasfondo religioso y autoritario (el decreto “ordena” poner flores en los balcones como si fuera también ordenador del gasto familiar) el que irrita y genera reacciones, algunas de ellas controversiales como el artículo que invita a no visitar la ciudad.

2 .      Popayán, con todos los peros que tenga, es una ciudad “divina” en el más profano sentido de la palabra. Aun con calles desechas y decretos desafortunados (que son ciertos y están ahí, visibles)  es un lugar hermoso para visitar. Es un rinconcito sabroso del mundo que provee experiencias memorables. Ningún desafuero de orden político o administrativo es suficiente para que nos privemos del placer de gozarla.


Más allá del recogimiento de la Semana Santa y de la hermosura de las paredes blancas (que enmascaran las espaldas negras, indias, mestizas y “libres de todos los colores” que hicieron posible su construcción) hay un mundo de sabores, de sensaciones, de paisajes, experiencias, que invitan. Popayán es la ocasión para la fe, pero también (como corresponde a un país con libertad de credos y un amplísimo mestizaje) es un lugar con opciones de disfrute de la cultura popular tradicional y es un centro logístico que facilita el acceso a ese universo rico y variado que es el departamento del Cauca.

Quiero también ser enfático en expresar el desacuerdo con la presentación de Popayán como una ciudad de violencia incontrolada. Si bien no es el paraíso tampoco es el campo de batalla que pinta el artículo referido.  Es una ciudad común y corriente, similar a tantas otras del mundo y las prevenciones que hay que guardar en ella son semejantes a las de cualquier otra ciudad de donde venga el turista. Colombia sufre a causa de la violencia, pero no es la violencia y la inseguridad el signo que predomina en la vida cotidiana de este país. Y esto lo digo sin edulcorar los problemas sociales y de orden público que padecemos.  Esos problemas están y son ciertos, pero no son suficientes para vetar la visita  a una ciudad. No he tomado el trabajo de corroborar las estadísticas, pero me resulta poco creíble cuando se dice que Popayán es la cuarta ciudad más insegura del país, caminando las calles en diversos horarios tengo una impresión muy diferente. Para decirlo en un slogan del viceministerio de turismo: En Popayán, “el riesgo es que te quieras quedar”.

Así, aunque respeto y hasta creo comprender las motivaciones de quienes se expresan en sentido contrario, digo con la mayor convicción del mundo: “Vayan a Popayán”. Semana Santa puede ser la ocasión perfecta. Y desde allí, extiendan sus ojos hacia el resto del Cauca. Hay en este territorio una porción de esa Colombia incógnita que espera por los ojos amorosos que la miren.



sábado, 8 de febrero de 2014

POLIFEMO. (O las desventuras de un gigante)


Fragmento de una obra en versos para teatro de muñecos y publico familiar


POLIFEMO:                    Cada cual cuenta la historia
según el sitio en que estaba,
la presa que se guardaba
o su pretensión de gloria.
Y esa frágil, la memoria
también ayuda al desvío,
Confunde calor con frío,
confunde el sol con la luna
y en resumen, yo en ninguna
historia esas me fío.

Yo bien se de mucha fama
que es pura escenografía
y se de la mano fría
que tacha y corta la rama
Ni el tiempo que nos reclama
con herramientas sutiles
devuelve tantos abriles
convertidos en invierno;
así lo injusto es eterno,
así gobiernan los viles.

MENELAO:   Ay, yo me siento feliz
         lleno de inmenso placer
         porque el pobre de París
         ha raptado a mi mujer.

AGAMENÓN¿Y es que a tanto se atrevió?
MENELAO:  Sí, pero casi que no.

                        Y mira que yo le daba
                        espacio a ese cretino,
                        le allanaba el camino
                        pero el no se arriesgaba.
                        A Zeus yo le rogaba,         
                        de todo le prometía
                        y nada que me cumplía,
                        hasta que por fin ayer
                        Paris con mi mujer
                        por la sombra se escurría.


                        Vino a avisarme un vigía
                        pero yo le dije calma
                        que he implorado con mi alma
                        por ver llegar este día.
                       
AGAMENÓN: ¿Y para dónde la lleva?
                          Dime el sitio en el que están
                          Dime el camino en que van
                          Y si su sandalia es nueva

MENELAO:  ¿Pues, para dónde va a ser?
         Para su casa allá en Troya.
         Al  fin se cargo a esa roya
         y no la tendré que ver

AGAMENÓN: Iremos como es deber
                          por ella y por tu honor,
                          que no hay agravio mayor
                          que rapten a tu mujer

MENELAO:  Eso si que no va a ser
                        mi hermano porque te digo
                        que para mi esa mujer
                        ya no era sino un castigo.
             
AGAMENÓN: ¿Y acaso nos interesa
          Elena o sus ojos moros.
          Iremos por la riqueza
          por los grandiosos tesoros

POLIFEMO: Sin que yo supiera nada
                           el enredo comenzó
                           Un bochinche en el que yo
                           pues nada tuve que ver.
                           Como siempre una mujer
                           de buen pretexto sirvió:
                           Elena se enamoró
                           del patán que no debía
                           y dio pretexto ese día
                           para lo que sucedió.

AGAMENÓN:  Con todo el que tenga brazos
CORO:              Nos vamos para la guerra
AGAMENÓN:  Los vamos a hacer pedazos
CORO:              Nos vamos para la guerra
AGAMENÓN:  Para demostrar  valor
CORO:              Nos vamos para la guerra.
AGAMENÓN:  Para salvar nuestro honor
CORO:              Nos vamos para la guerra
AGAMENÓN:  Alistense caballeros
CORO:              Nos vamos para la guerra

PACIFICUS:    Si no erupciona un volcan,
                          un guerrero grita “Guerra”
                           y los pobres de esta tierra
                           nunca felices están.

AGAMENÓN:  Aquí todo aquel pueda
           algun arma sostener
           debe cumplir su deber
           y rodar con esta rueda.
  
PACIFICUS:  Ay, yo no puedo embarcar
                        mañana con los guerreros,
                        partiría de los primeros
                        pero  me voy a casar

AGAMENÓN: Hoy tu no pienses en eso,
                          Ya podrá cuando regreses
                           recompensarte con creces
                          en tu amor

PACIFUCUS:                       Si es que regreso.

AGAMENÓN: Entonces tendrá solera
                          el vino que  ella esperando,
                          te habrá ido acumulando        
PACIFICUS:   Eso será si me espera.

.......................................................................................................................................................
Este texto, junto a Meñique, forma parte del libro "Historias de gigantes", compuesto por obras destinadas al teatro de muñecos y a un publico familiar.

domingo, 2 de febrero de 2014

Descarga VII: La salsa, el patrimonio y la ranchera chiquinquireña.


DESCARGA: La “descarga” es una expresión espontanea, informal, un desahogo, un dejar fluir emociones o ideas.

German Patiño es un referente en el ámbito de la cultura en el Valle del Cauca. Su “Fogón de negros” es un documento que vamos a agradecerle siempre. Por esta razón cualquier escrito suyo tiene lectores incondicionales (entre los que me incluyo). Por eso causa regocijo su participación en el debate empieza a tomar forma ahora que ha cogido fuerza una tendencia que propende por el reconocimiento de la salsa como patrimonio cultural de Cali.
Lamentablemente su participación en el tema la hace mediante una parábola, de intención evidentemente satírica,  que nos hace recordar los ejemplos que nos regala Jorge Luis Borges en su breve ensayo “ElArte de injuriar”. Aunque esto puede añadirle picante al asunto, le resta profundidad. Vale aquí recordar la caracterización que hace Borges: “La sátira no es menos convencional que un diálogo entre novios o que un soneto distinguido con la flor natural por José María Monner Sans. Su método es la intromisión de sofismas, su única ley la simultánea invención de buenas travesuras. Me olvidaba; tiene además la obligación de ser memorable”. Es posible que alguno de los vainazos que nos regala Patiño sea memorable, pero poco aporta a una discusión seria de un  tema que en verdad amerita un debate de mayor altura. Y digo que lo amerita porque nada del patrimonio cultural debe asumirse sin una posición crítica (es decir de análisis).
Su artículo lo comienza con una verdad que pocos se atreverían a contradecir “Tenemos problemas con nuestros patrimonios culturales”, pero acto seguido trae a colación el caso de los parqueaderos de la Plaza  de Toros, donde unos codiciosos negociantes quieren lucrarse sin importar el detrimento del patrimonio. ¿Es similar esto a lo que sucede con la declaratoria de patrimonio de la salsa? No lo creo, al menos el articulista no lo demuestra, pero pone la carga así, ladinamente, por yuxtaposición.
También dice que tenemos “confusiones y vivezas”. Aquí sigue por la línea de desvirtuar al argumentador y no los argumentos, coloca a todos los que propenden por el reconocimiento de la salsa como patrimonio en la categoría de “vivos”. Creo que por las capacidades de una persona como Germán Patiño uno podría esperar más que eso.
Este asunto nos mete de lleno en la ardua tarea de definir qué elementos son representativos de nuestra identidad y cuales en cambio no son relevantes. Si la cultura es algo que siempre está transformándose, esto en un país “plurietnico y multicultural” como nos gusta pregonar, es mucho más complejo. Si América es un territorio de encuentros (o encontronazos) de culturas, Cali es un digno ejemplar de este fenómeno. De hecho, sus elites económicas y políticas provienen en gran medida, más que de hidalgos españoles llegados en la conquista, de hábiles comerciantes provenientes de los más diversos rincones del mundo. Es una ciudad comercial, con mucho de puerto a pesar de estar enclavada entre dos cordilleras de los Andes, pues Buenaventura funciona mas como muelle que como puerto. A una ciudad así llegan patrones culturales que se arraigan y pasan a ser parte de alma misma de la ciudad.
El fenómeno de la salsa en Cali, que hoy nos ocupa, se inscribe dentro de la “cultura popular”, y resulta muy difícil negar que la misma constituye un elemento de “identidad grupal” en la ciudad y lo que es mucho más grave, a partir de la fortaleza de la manifestación en  dinámica cotidiana de este territorio y en consecuencia del éxito de sus bailarines en eventos internacionales, la salsa ha devenido en un elemento constitutivo de la “imagen” de la ciudad. Que todo ese devenir desemboque en una declaratoria de patrimonio es apenas lógico. Por ahí se hace necesario llegar a otras precisiones: ¿Es la “peculiar forma de bailarla” o determinadas prácticas y costumbres relacionadas con la salsa lo que se considera patrimonio? Ese es un tema que amerita un debate del mayor rigor. Y ese debate no se ha dado.
La intervención del maestro Patiño se limita a cuestionar que se le asignen recursos a eventos relacionados con la salsa, a cuestionar el nivel académicos del encuentro teórico de dicho evento y a lamentar que el estado financie el Plan Especial de Salvaguarda para dicha manifestación. En el desarrollo de estos argumentos utiliza palabras como estafa, vagos y camajanes de barrio. Ello no aporta mayor claridad conceptual al asunto pero si dejan claro que el poco aprecio a la manifestación por parte del articulista está claramente motivado por un rechazo a quienes la portan.  El aprecio o el desprecio son un asunto personal sobre el que poco hay que decir, cada quien lo administra según su leal entender (y no sobra suponer que cada quien sus razones tendrá), pero el análisis de la valía y la pertinencia de la inversión en una manifestación de la cultura popular requiere algo más que unos  sentimientos personales.
Decía al inicio que me parece fantástica la llegada de personas como el señor Germán Patino al análisis que este asunto merece, es algo que celebro aunque me parezca desafortunada la manera en que ha asumido el abordaje del tema. No importa, por el camino se arreglan las cargas, como dicen los arrieros. Quisiera terminar esta descarga, con un toque de humor,  apropiándome de una frase citada en el ensayo ya referido de Borges, quien su vez asegura haberla tomado de De Quincey. Se trata de un señor a quien en medio de una discusión teológica le lanzan un vaso de agua a la cara. El agredido, con toda flema, respondió con una frase que me gustaría poder decirle al maestro Germán Patiño con relación a su artículo Patrimonio publicado en el diario El país eldía 1 de febrero de 2014: “Esto, señor, es una digresión; espero su argumento”.