PORTABALES.
Recién llegado a Colombia me invitaron a una fiesta. Los anfitriones, en un gesto de deferencia pusieron una canción para mí. Yo escuché con atención y dije algo así: “canta bien ese hombre, ¿quién es?” La carcajada fue unánime. Me anoté el mejor chiste de la noche. Solo que no era un chiste. En la cabeza de ellos no cabía que yo pudiera no conocer a Guillermo Portabales y en mi cabeza Portabales no estaba. Ese fue el inicio de una cadena de sorpresas. Si yo conocía de la existencia de la orquesta Casino de la playa, aquí cualquier hijo de vecino habla de esa orquesta músico por músico. Toda esa pléyade de fabulosos músicos cubanos de los años 50 del siglo XX tiene aquí un público devoto. Ah vergüenzas las que pasé.
La única estrategia posible fue asumir la verdad y declararme ignorante y discípulo en esa materia. Y ellos, con esa generosidad desbordante del colombiano promedio, se aplicaron a enseñarme. Desde entonces colecciono amigos melómanos. Pero no se trata de que nuestra música sea apreciada por un grupo selecto de personas, sino que es un patrimonio de de toda una comunidad.
Para ilustrar lo anterior me permito otras anécdotas: Una madrugada, en un pueblo del norte del departamento de Cauca (que a su vez es el extremo sur de valle geográfico del río Cauca) conocido como Santander de Quilichao, unos vecinos compartían un asado al borde de la quebrada que atraviesa la ciudad y bebía y bailaban. La verdad es que no me dejaban dormir, porque en ese silencio de la noche se escucha como si uno estuviera en medio de la fiesta. Como a las dos de la mañana pusieron la canción más aclamada, esa que arranca exclamaciones, que pone a todos a bailar. El Carretero por Guillermo Portabales.
Esa es una canción que aquí, a las personas de mas de 30 años les trae recuerdos, les alegra la vida, les emociona. Confieso que esa canción me gusta; pero se que nunca va a significar para mi lo que significa para un colombiano del Valle del Cauca. En Cuba, solo el bueno de René, mi exsuegro, me dijo: Ahh, sí, él es de Cienfuegos, inventó la guajira de salón”. Nadie más que yo conozca. En Colombia en cambio su cd lo venden los “piratas”, cosa que habla del nivel de aficionados con que cuenta.
En mi generación, ser guajiro era algo así como una vergüenza. Y en esa vergüenza olvidamos una zona fabulosa de la música cubana. Envidia me da ver a los colombianos pedir en una fiesta que les ponga musica de “guateque”. He perdido la cuenta de los bares que he encontrado con el nombre de “Mi bohío” y las discotecas con el nombre de “Changó”.
Bueno, todo esto que les cuento fue motivado por una canción en la radio. La radio colombiana trasmite las conciones de Portables como si fueran parte de un cd recien lanzado. Entonces tal vez lo mejor sea invitarlos a escuchar a este gran musico cubano aunque, tal vez, ese estribillo que dice: “..cuando llegaré, cuando llegaré el bohío..” los llene de nostalgia.
http://www.youtube.com/watch?v=DNbn2Ca935I
Una versión: http://www.youtube.com/watch?v=125jGVOWxN4
Al vaiven de mi carreta: http://www.youtube.com/watch?v=Dat8FA6z45Y&feature=PlayList&p=830212BBC5877673&playnext=1&playnext_from=PL&index=19
domingo, 19 de julio de 2009
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2 comentarios:
Abrazote: cultura musical que nos falta, gracias a nuestra revolución, que nos ocupó con otras trovas.
Hola Jorge, estoy regresando, tratando de poner en orden mis ideas, retomando mis cosas y una de ellas es mi blog y el de los otros.
Leyendote es como si te tuviese en enfrente mio, con tu gran sentido del humor, con tu mirada franca, tu sonrisa cálida, abierto al amigo, deseoso de ofrecer el cariño que en tu generoso corazón se anida.
Me alegro de que te hayas adaptado tan bien a mi Colombia, pero de eso todo, tuyo es el merito, es tu personalidad, tus principios, tu manera de pensar y de actuar lo que lleva al otro a sentirse tan bien contigo.
Te estoy enviando un abrazo, compartelo con Amparo y Alejo.
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